lunes, octubre 14, 2013

Analisis CIS. La cocina definitivamente no cuadra.


A la espera de los primeros datos de la encuesta de intención de voto del CIS de octubre, ya tenemos disponibles los datos detallados de la encuesta de julio que nos sirve para indagar un poco más en lo que el propio CIS presenta en sus análisis.

Para empezar, quizás lo más polémico del pasado estudio vuelve a ser la famosa cocina. La estimación del CIS de julio transforma una muy pobre intención directa de voto al PP, en una caída mucho más moderada en la estimación final. Esto es efecto de la interpretación que los expertos del CIS realizan de los datos obtenidos, interpretación que se suele dar en toda encuesta y que bien hecha puede contribuir a mejorar los resultados de las respuestas en bruto, pero que siempre arroja la duda de un potencial intento de manipulación.

Os presento un comparativo entre el efecto de la cocina en las encuestas del CIS de este pasado mes de julio y la que la institución realizó al principio de la legislatura, en enero de 2012. Como podemos ver, el ajuste era casi neutro al principio de la legislatura, pero actúa con fuerza en la estimación de julio, restando un 32% de lo que indica el voto directo de IU, y sumando un 20% al PP.


Es cierto que los analistas del CIS se encuentran ante un mayor problema en la última encuesta que en aquella del principio de la legislatura. Si nos quedamos con la intención directa de voto y asumimos que refleja el resultado de unas potenciales elecciones, nos encontraríamos con una abstención de más del 45%, lo que sería un resultado extremadamente bajo comparado con lo que ha ocurrido en las elecciones de los últimos 20 años.


Los analistas del CIS toman su primera decisión cuestionable, y asumen que buena parte de ese 24,00% de votantes que declaran que se van a abstener (frente al 13,40% en enero de 2012), y sobre todo, parte de ese 21,90% que o no sabe o no contesta lo que votará (frente al 16,60% en enero de 2012), acabará pasando por las urnas. El CIS no nos dice cual es la estimación de voto emitido con la que trabajan, pero es evidente que han tenido que pensar que ese número de gente que finalmente cambiará de opinión frente a su abstencionismo inicial es muy elevado. Es esta una primera asunción que justificaría una cocina tan potente como estamos viendo.

Aceptando el postulado de que el voto final subirá sobre la intención directamente expresada, podemos intentar descubrir si es lógico que en el reparto de ese voto oculto salga tan beneficiado el PP. Lo bueno de la encuesta del CIS, es que además de preguntar por el partido que la gente piensa votar, pregunta también por el partido por el que siente más simpatía. La contestación a esta pregunta es una herramienta muy útil para tratar de determinar como se pueden comportar al acudir a las urnas aquella gente que ahora mismo se encuentra indecisa.

Una forma normal de atribuir ese voto oculto es fijarse en cual es el partido por el que esos electores que indican que no van a votar, expresan simpatía. Se puede hacer la asunción de que parte de estos votantes acabarán por ir a las urnas, y que votarán por el partido con el que simpatizan. Sin embargo, si analizamos la simpatía expresada por los abstencionistas de la encuesta del CIS, no se observa precisamente que predominen los votantes del PP, sino que son mayoritarios los votantes del PSOE.


Según este criterio no parece justificada esa atribución de voto oculto al PP, y tampoco la disminución que se realiza en la estimación final de IU. En realidad, si consideramos la suma de voto declarado más simpatía, el resultado que podríamos estimar sería el siguiente.


Como último recurso para intentar encontrar en qué se basa el CIS para hacer su extraña estimación podemos centrarnos en lo que podrían hacer esa mayoría de abstencionistas que no expresan preferencia por ningún partido. ¿Puede estar entre estos la potencial bolsa de votantes no declarados que el CIS atribuye al PP?

El mejor método para intentar distribuir este voto que no simpatiza con ningún partido es hacer una nueva asunción, pensar que repartirán su voto de forma similar a como lo hace la gente que sí expresó su intención de voto, pero que tampoco simpatiza por ningún partido. Una vez más, tener en cuenta este dato dista mucho de justificar ningún reparto favorable al PP.


Así pues, resulta un auténtico misterio de donde se sacan los analistas del CIS la atribución de voto del PP, muy al contrario todo parece indicar que su expectativa de voto era en julio inferior a la del PSOE y por debajo del 30%, mientras que el PSOE se recuperaría mínimamente respecto a las anteriores elecciones e IU podría haber rebasado ya la barrera del 15%, en linea con lo que expresan otras encuestas realizadas recientemente.

Dejo para otro día un análisis en profundidad de por donde pierden y ganan votos cada partido, análisis que da resultados muy interesantes.

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